martes, 27 de diciembre de 2011

El Circo Rody Aragón




Estas navidades varios circos se disputan el público madrileño. Entre ellos está el Circo Rody Aragón, que, después de un tiempo en Las Rozas, se ha instalado en el campo de fútbol del Parque de Aluche, dispuesto a pasar estas fechas con los vecinos de este barrio madrileño, entre los que me cuento.





De los números de circo que se presentan en la primera parte –la segunda está dedicada a las canciones y a homenajear a Fofo– queremos destacar, por proximidad, la participación de Don Davel con su número de malabares de sombreros y bastón. Davel está viviendo una experiencia muy interesante dentro de una estructura de circo tradicional con Rody Aragón, hijo del mítico payaso Fofó. Davel hace dos números, pues abre el espectáculo con un número de diábolo. De los dos nos quedamos con el de los sombreros que está más fresco, más fluido, en definitiva, más hecho.

También nos encontramos con Fran Cruz, Fuman, de Los Ciclones, que está encantado de ser payaso en una pista de circo. Se le nota feliz con su vehículo musical y eso que acaba de empezar en el circo. Está muy contento y ya está buscando artilugios para cambiar y añadir algún gag. Seguro que después de estas navidades cirqueras su número habrá crecido mucho.



El elenco lo completan Steacy Giribaldi Tebas, a la que ya habíamos visto en el Circo Raluy, con hula hoops y el arriesgado número de la escalera de equilibrio, esta vez presentado a ritmo de hip-hop; Gleisy, una joven acróbata brasileña que realiza un ejercicio de telas con mucha fuerza; el Dúo Arcolúa (Celia y Alex) con un número de portés que presentaron el en programa de tv Tú sí que vales y la familia de payasos Remache al mando de Arturo, uno de los hijos del célebre Remache. Las mujeres en este espectáculo trabajan duro y tienen una fuerza inusual. Bravo por ellas.


En la segunda parte, después de un preámbulo cinematográfico en forma de documental sobre la figura de Fofó, es cuando aparece, por primera vez, Rody. Canta un popurrí de los temas que todos los que tenemos más de cuarenta nos sabemos, aderezados con comentarios entrañables y bromas a los niños y a los padres. Cuando las canciones las cantan los padres y los niños a la vez –como también sucede en el espectáculo Cantajuegos– se establece una comunicación entre el público y los artistas –el artista, en este caso– que hace que al público no le importe la pobreza de la puesta en escena y la poca elaboración del espectáculo. Además, Rody es un personaje televisivo, así que los padres y abuelas, al finalizar, quieren una foto o un autógrafo del artista y el merchandising parece funcionar, al menos los CDs de música. Si todo funciona, ¿para qué cuidarlo un poco más y rematar lo que podría ser un impecable espectáculo para niños?

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